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Deja de buscar excusas y mirar para otro lado. Ha llegado el momento de sentarte a elaborar tu propio presupuesto anual. ¿Que no eres una empresa? Eso ya lo sabemos. Pero debes tener en cuenta que las finanzas personales no difieren tanto del funcionamiento del departamento financiero de cualquier gran multinacional. Ingresos, gastos, préstamos… a otra escala, pero lo básico se mantiene.
Te proponemos sacar partido a este comienzo de año y aprender a llevar el control de la economía familiar. Te garantizamos que es más sencillo de lo que te esperas.
¿Qué beneficios aporta contar con un presupuesto personal?
La simple realización de este ejercicio nos ayudará a tener las ideas más claras. Muchas veces nos metemos en gastos (grandes o pequeños, eso da igual) que realmente no sabemos si podemos afrontar. Además, tener una visión generalizada de nuestra economía familiar también nos dará la oportunidad de administrarnos mejor y ahorrar más.
¿Cómo? Al ver todo plasmado en un único documento podremos identificar de forma más rápida todos los gastos prescindibles, planificar un plan de ahorro, controlar las deudas y los créditos a los que debemos hacer frente y analizar si necesitamos generar más ingresos.
Modalidad anual y todas sus variantes
Anual, mensual, quincenal, semanal, incluso diario… Cada cual es libre de organizarse como quiera. No a todos nos conviene lo mismo, pero el presupuesto anual nos dará una perspectiva más realista que el resto de las opciones. Esto se debe a una razón muy simple: siempre hay una serie de gastos e ingresos puntuales que solo se dan una vez al año. En caso de realizar presupuestos de menor duración (además de tenerlos que repetir con mayor periodicidad) habría que prorratear todos estos importes.
Pero no nos entretenemos más. ¡Vamos al lío! Siguiendo las siguientes recomendaciones te convertirás en todo/a un/a maestro/a de las finanzas personales.
Ingresos. El dinero que entra en la saca
Cuánto dinero entra en tu cuenta bancaria (o bolsillo) por la vía que sea. Lo que ingresas de la nómina, las pagas extras, los bonus, lo que te regala la familia o las chapucillas que haces a los vecinos de tu barrio. ¡Todo suma!
A la hora de apuntar, descuenta previamente los impuestos. De poco nos servirá el salario bruto si luego lo que nos llega es lo que nos llega. Y si estás teniendo en cuenta toda la economía familiar, es muy posible que debas contemplar los ingresos de más de una persona.
Gastos. Lo que sale para no volver
La mayor dificultad de este paso está en no olvidar nada. Empieza por los gastos fijos, aquellos a los que hay que hacer frente cada mes sin excepción (alquiler/hipoteca, suministros, teléfono, educación…); gastos anuales (como impuestos, seguros o campamentos de verano); gastos variables (como gasolina o alimentación) y no olvides incluir una partida para ocio y necesidades (o caprichos) como la ropa.
Las deudas también han de reflejarse en el presupuesto. El crédito de las vacaciones, del coche o de los estudios universitarios. Todo cuenta.
Y un apunte muy importante: esta previsión de gastos debe reflejar las subidas del IPC y el euríbor (en caso de tener hipoteca variable). ¡No queremos sustos!
Calcula. Ingresos menos gastos
El resultado de esta simple operación no puede salir en negativo. Es decir, si los gastos superan los ingresos hay algo que estamos haciendo mal. ¡Muy mal! En ese caso, toca revisar y ajustar aquellas partidas que no sean necesarias y, si con eso no es suficiente, habrá que ajustarse el cinturón en todo lo demás. Otra alternativa es buscar soluciones para aumentar los ingresos.
Si estas Navidades no te ha tocado el gordo de la lotería y tu carrera hacia el estrellato no termina de despegar, hay que aprender a ser consecuentes con lo que ingresamos y gastamos. ¡Es ley de vida y una gran enseñanza para mantener a flote las finanzas personales!
Lleva un control
El presupuesto personal, como todo buen presupuesto, es una previsión lo más aproximada posible a la realidad. Pero para llevar un control y que esto dé resultado, posteriormente hay que ajustarlo a los hechos.
Apunta cada ingreso, a veces tenemos sorpresas y nos podemos llevar para la saca más (o menos) de lo que teníamos en mente. Lo mismo tendrás que hacer con los gastos. Así controlaremos imprevistos o consumos finalmente no realizados.
Todo esto lo puedes apuntar en un Excel, en una libreta o en una app. El formato es lo de menos, pero cuanto más a mano lo tengas, más sencillo te resultará no olvidar nada por el camino. ¡Nada! El café de esta mañana también se presupuesta y se apunta. Además, esta gestión te ayudará a afinar más el presupuesto del próximo año. Que ya será nivel pro.
Truquillo para ahorrar aún más
¡No nos olvidamos del ahorro! Sin duda, uno de los mayores motivos para liarnos la manta a la cabeza y ponernos a tope con el presupuesto anual. Te dejamos varias opciones que darán un buen resultado.
- Establecer el ahorro como un compromiso más. Podemos incluir la partida que queremos reservar como una categoría de gasto más. Esta no será del todo real, pero así iremos guardando cada mes un dinerito determinado.
- A la vieja usanza, con sobres para cada cometido. No es la opción más operativa, pero también tiene su público. Requiere dinero en efectivo y sobres en los que meter cada una de las partidas: alimentación, ocio, vivienda… ¡y ahorro! De cada sobre vamos sacando lo que necesitemos (para ese cometido concreto), mientras que el sobre destinado al ahorro cada vez deberá estar más gordote.
- Cuenta ahorro. Hay productos financieros como la Cuenta Próxima de Tomamos impulso especialmente pensados para promover el ahorro. Podrás disponer de una única cuenta en la que funcionas con tu tarjeta de débito, gestionando tu día a día y, además, vas ahorrando con cierta rentabilidad. Un 3 en 1. ¿Quieres conocer cómo funciona esta cuenta?
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