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¿Eres de esas personas que estallan de ira cuando algo les molesta y no saben expresar de forma tranquila lo que les ha sucedido? ¿O quizás prefieres callar las cosas para evitar conflictos y terminas guardándote todo dentro hasta que ya no puedes más?
En situaciones como estas y muchas otras, la comunicación asertiva puede resultarte de gran utilidad. Se trata de la habilidad para expresar nuestros sentimientos de manera respetuosa, permitiéndonos comunicarnos de manera calmada y sin recurrir a ataques. Es el equilibrio entre poder mostrar empatía hacia los demás y establecer límites que nos protejan.
¿Verdad que suena genial? El problema es que no es tan fácil como parece y que muchas veces cuesta implementarlo. La buena noticia es que se parece a montar en bicicleta, es decir, es algo que se puede aprender y que, cuanto más practiques, más fácil te resultará aplicarlo.
Además, también puede ayudarte en diferentes ámbitos de la vida al permitirte tener relaciones laborales más sanas o mejorar las habilidades sociales en adolescentes ¿Y a quién no le gustaría entenderse mejor con sus hijos o su jefe?
Empieza a incorporarla a tus relaciones
Una vez más, tu pareja se ha olvidado de un evento que era importante para ti. Puedes optar por no decirle nada para evitar una nueva pelea, pero ¿qué haces con ese resentimiento acumulado? O podrías recriminarle que nunca se acuerda de las cosas, pero ya sabes cómo terminará eso: con un aumento en el tono de la voz, acusaciones cruzadas… Nada agradable para ninguno de los dos. Pero entonces, ¿cuál es la mejor opción?
Un consejo frecuentemente utilizado por los psicólogos para la resolución de conflictos y la mejora de las relaciones interpersonales es expresar tus sentimientos de la siguiente manera: “cuando haces tal cosa, me hace sentir de esta manera. Por eso, me gustaría que pudieras cambiarlo”. Este enfoque evita que la otra persona se sienta atacada y reaccione a la defensiva (aunque en el fondo sepa que tienes razón).
Imagina esta otra situación con un amigo que siempre es impuntual. Puedes decirle que estás harto de que nunca llegue a tiempo, que la próxima vez te irás a tu casa sin esperarlo y que es un irresponsable. O también puedes explicarle que, cuando llega tarde, te duele porque sientes que no tiene en cuenta tu tiempo y que ojalá pudiera hacer el esfuerzo de cambiarlo. ¿Ves la diferencia?
Pues algo similar podríamos aplicar con tu pareja. Puedes explicarle de manera calmada, pero firme, cómo te hace sentir el hecho de que no se acuerde de las cosas, practicando también la escucha activa. De ese modo, ambos podréis expresaros y comprender el punto de vista del otro.
Consejos para mejorar tu forma de expresarte
Si los dos ejemplos anteriores te han quedado claros, pero aún te parece complicada su puesta en práctica, no te preocupes. Como mencionábamos anteriormente, la comunicación asertiva es una habilidad que se puede aprender y, sobre todo, mejorar con el tiempo. Aquí te ofrecemos algunos consejos para que empieces cuanto antes:
- Escucha activa. En el mundo hiperconectado en que vivimos, cada vez es más difícil mantener la atención en una sola cosa. Por eso, la próxima vez que hables con alguien, trata de centrarte cien por cien en lo que dice sin interrumpirle y mostrando interés genuino.
- Expresa tus sentimientos. Sabemos que cuesta mucho abrirse y exponer tus vulnerabilidades. Sin embargo, atreverte a decir lo que sientes es mucho más valiente de lo que piensas y mejorará enormemente tus relaciones interpersonales.
- Establece límites. Es importante ser respetuoso y calmado al expresar tu punto de vista, evitando el sarcasmo, la crítica destructiva y el lenguaje ofensivo. Sin embargo, también es importante no dejarse ningunear. Debes aprender a decir que no y dejar claros tus deseos ante el otro.
- Soluciones conjuntas. A menudo pensamos que tenemos razón y que nuestra visión es la correcta. Pero esta mentalidad no nos llevará a ningún lado. La idea es llegar a acuerdos en los que ambas partes cedan, y salgan beneficiadas, para una convivencia armoniosa.
- Practica la empatía. Por último, una de las claves para cultivar relaciones saludables es aprender a ponerse en el lugar del otro. Comprender sus emociones y por qué piensa de ese modo es fundamental para poder resolver cualquier conflicto.
Mejora tu ambiente laboral
Te gusta tu trabajo, sientes que eres bueno en lo que haces y te llevas bien con tus compañeros, pero hay un problema: tu jefe. Muchas veces, su forma de expresarse cuando ha habido alguna complicación al entregar una tarea deja mucho que desear, pero no te atreves a decir nada.
¿Te resulta familiar? Tener buenas relaciones laborales es imprescindible para sentirte bien en tu puesto de trabajo. Si carecemos de las herramientas para abordar estas situaciones, nuestro día a día puede convertirse en una pesadilla, afectando a nuestra tranquilidad y bienestar personal.
Aquí es donde entra en juego nuevamente la comunicación asertiva. Poder expresar tus sensaciones a una figura de autoridad sin temor a represalias es algo importantísimo. Para eso, la empresa debe fomentar valores como la libertad de expresión, la comprensión y la resolución de conflictos.
También es trascendental implementar dinámicas que involucren a todos los compañeros, promoviendo el trabajo en equipo y las buenas relaciones laborales. Después de todo, pasamos una gran parte de nuestro tiempo en el trabajo y es fundamental sentirnos cómodos en ese entorno.
¿Y si queremos aplicarla en casa?
Ya hemos establecido la importancia del diálogo en varias áreas de la vida, pero no podemos pasar por alto su relevancia en el hogar. Fomentar habilidades sociales en adolescentes es tan crucial como el hecho de que aprueben todas las asignaturas.
Estas son algunas recomendaciones para inculcar la destreza de expresarse correctamente, respetar las ideas de los demás y mantenerse firmes en sus convicciones.
- Modelo de comportamiento. Los niños aprenden por observación, por eso debes cuidar cómo te expresas con los demás delante de ellos. Si te enfureces y gritas ante la menor provocación, no esperes que ellos no hagan lo mismo después.
- Refuerzo positivo. Reconoce a tus hijos cuando hagan las cosas bien o cuando logren comunicarse de una manera asertiva. Los seres humanos también aprendemos cuando nos elogian los buenos comportamientos.
- Espacio de libre expresión. Esta es una de las habilidades sociales en adolescentes que más debemos cuidar, ya que atraviesan una etapa de muchos cambios. Es fundamental que sepan que pueden confiar en nosotros cuando nos necesiten.
- Resolución de conflictos. Casi tan importante como lo anterior, es enseñarles a practicar la escucha activa y a debatir sobre diversos temas cuando hay desencuentros. Ya sea sobre la hora de llegada del fin de semana o sobre un problema con un compañero del colegio.
- Promover el autocuidado. Algo de lo que muchos se olvidan es que, aparte de aprender a escuchar a los otros, también debemos hacerlo con nosotros mismos. Explícales a los peques y adolescentes de casa la importancia de tomarse descansos o tiempo para procesar sus emociones antes de comunicarse con los demás.
La tranquilidad que merecemos
Las relaciones interpersonales deben construirse sobre los cimientos de la libre expresión y la empatía, donde es crucial cuidar tanto la forma como el contenido de nuestras palabras. Sin embargo, para lograrlo muchas veces es esencial contar con cierta tranquilidad. Disponer de un seguro que nos brinde paz mental en momentos de incertidumbre es un componente crucial en nuestra búsqueda de bienestar emocional. Al estar protegidos en caso de emergencia, podemos enfrentar los desafíos de la vida con mayor confianza y calma. Esta estabilidad financiera nos puede ayudare a sentir el respaldo necesario para aplicar la comunicación asertiva en todas las esferas de nuestra vida. Al sentirnos a salvo, podemos expresar nuestras necesidades y emociones de manera más efectiva y sin temor a las repercusiones.
Este enfoque también incluye el diálogo interno que tenemos con nosotros mismos. Estar en calma nos permite ser más amables incluso con nosotros mismos, ya que a veces aplicamos todos estos consejos con los demás, pero nos olvidamos de hacer lo propio con nuestra persona.
Además de cuidar las relaciones más cercanas, trata de ser amable en cualquier interacción diaria (hasta con desconocidos), ya que nunca sabes lo que está pasando en la vida de los demás. Para crear una mejor sociedad entre todos, lo primero es empezar por cuidarnos los unos a los otros y empatizar con los problemas ajenos.
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