- Lourdes Peña | #impúlsate
- 4 min de lectura
Desde hace unos años es fácil ir a correr, hacer bici u otros deportes de fuerza y encontrar a tus compañeros controlando su ritmo cardíaco con un reloj deportivo o con una banda en el pecho. ¿Es esto necesario?
A pesar de ello, todavía son muchos los que piensan que el control del ritmo cardíaco es solo para deportistas profesionales o que se trata de una moda. La verdad, no hay nada más lejos de la realidad. A nivel de salud, controlar nuestro ritmo cardíaco es necesario para evitar el peligro que puede ocasionar una intensidad muy alta en el ejercicio. ¿Empiezas por primera vez a hacer ejercicio? ¿Retomas después de mucho tiempo? Sea como sea, es una buena idea contar con un pulsómetro.
¿A cuántas pulsaciones va tu corazón?
Basándonos en la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la frecuencia cardíaca se describe como el número de latidos del corazón que se producen durante un minuto. Esta frecuencia va cambiando en relación con nuestra edad, por lo que nos aconsejan ir cambiando nuestros valores máximos a medida que vamos cumpliendo años.
¿Cuál es la frecuencia máxima que debemos aguantar? Buena pregunta. Esta se establece (de forma sencilla) con una fórmula básica que consiste en 220 latidos por minuto – EDAD = FRECUENCIA CARDIACA MÁXIMA
Con esta sencilla ecuación encontraremos una aproximación de la frecuencia más alta a la que deberíamos llegar cuando realizamos un ejercicio de alta intensidad. Bien es cierto, que actualmente hay muchos estudios en los que esta fórmula empieza a complicarse para darnos un valor más exacto.
Los valores normales actuales para adultos en reposo se consideran en un rango entre 60-100 latidos por minuto.
¿Por qué debo conocer mi frecuencia cardíaca?
De entrada, hay dos razones principales para ello:
- Según los datos recogidos por estudios realizados en poblaciones sanas, el mantenimiento periódico de frecuencias cardíacas altas se relaciona de forma directa con un aumento de las enfermedades del corazón.
- Para mejorar la calidad de nuestro entrenamiento. Sí, como lo lees. Cuando realizamos un entrenamiento, debemos tener en cuenta la frecuencia cardíaca a la que vamos a trabajar para poder conseguir el máximo rendimiento, objetivos y/o beneficio.
Nos paramos un momento en este punto para explicar que no todos los entrenamientos requieren la misma intensidad de ejercicio y por ello, no todos deben llevarnos a la misma frecuencia cardíaca.
Por ejemplo, si queremos perder peso o solo mantener nuestra condición física, la frecuencia cardíaca a la que entrenamos debe cambiar.
¿Qué nos permite controlar la frecuencia cardíaca al hacer ejercicio?
- Establecer los límites a los que debemos trabajar para evitar el sobreesfuerzo.
- Dosificar el entrenamiento para evitar la fatiga temprana.
- Conocer las reacciones del cuerpo ante las distintas intensidades del ejercicio.
- Establecer diferentes objetivos del entrenamiento.
- Adaptar el tiempo de entrenamiento adecuándolo a la intensidad.
- Valorar la evolución física.
- Conocer anomalías cardíacas durante el ejercicio.
Como ves, llevar el control del ritmo cardiaco no es solo un tema de salud, sino que plantearnos un objetivo de entrenamiento y cumplirlo nos obliga a controlar esta variable.
¿Cómo puedo controlar la frecuencia cardiaca?
¡Fácil! Ve a tu tienda deportiva de confianza y pide un pulsómetro. Lo ideal es que tengas la banda cardíaca para conseguir unos datos más objetivos, pero si no es así, recuerda que el pulso puede ser tomado en la muñeca, por lo que nos vale un reloj deportivo.
Y por supuesto, si notas alguna anomalía, consulta siempre primero con tu médico.
¿A qué estás esperando? Mueve tu corazón… al ritmo que os convenga a los dos 😊.
Si necesitas ayuda, el equipo de expertas y expertos entrenadores de MAMIFit y los médicos de nuestros seguros de salud te ayudarán en tus necesidades. Estas recomendaciones te facilitarán mantener un buen estado de salud y mejorar tus hábitos y calidad de vida.
Más sobre mí
Lourdes Peña Romero. Fisioterapeuta y entrenadora de MAMIfit. Especialista en suelo pélvico. Máster en acondicionamiento físico y control motor. Doctorada en la Universidad de Castilla-La Mancha.
Más artículos sobre: