• Sandra Solaguren-Beascoa | #impúlsate
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Siguiendo unos pequeños consejos e implementando sencillos remedios naturales, la práctica de ejercicio físico durante el verano será mucho más cómoda y segura ¡Te lo contamos!

El sol y su luz: en positivo sin dejar de tener cuidado

Hoy en día es frecuente escuchar los múltiples “peligros” del sol, asociándolo con el cáncer de piel, y es importante tenerlo en cuenta, claro, pero también debemos ver los importantes beneficios que el sol nos proporciona. En este sentido, son varios los estudios que muestran una relación directa entre una mayor exposición a la luz solar y la disminución del riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, tales como: próstata (Schwartz & Hanchette, 2006), pulmón (Porojnicu et al., 2006), mama (Li & Ma, 2020), colorrectal (Purushothaman et al., 2021), entre otros. Asimismo, investigaciones que comparan dos grupos (mayor vs menor exposición a la luz solar), asocian un aumento de la tasa de mortalidad de estos últimos (Lindqvist et al., 2014).

Entonces, ¿es necesario ser alarmista y sobreprotector ante la luz del sol? ¿si es tan beneficioso, por qué debo protegerme? ¿si hago ejercicio al aire libre durante el verano tengo que extremar mis precauciones?

Cuida tu piel

3 ideas clave para “estar a buenas” con el sol

La realidad es evidente: el sol es más beneficiosos que perjudicial. ÉLo realmente importante es saber cómo y cuándo debemos realizar esta exposición para dejar de lado los riesgos y aprovechar al máximo todas sus propiedades y beneficios.

  1. En primer lugar, hagas o no ejercicio físico, debes intentar que la exposición al sol sea progresiva y continua a lo largo del año. Recibir altas dosis de luz solar de manera intermitente y excesiva resulta dañino para la piel, generando enrojecimiento (quemaduras) y, en consecuencia, aumentando el riesgo de la aparición de melanomas (Gandini et al., 2005). Sabemos esto y, sin embargo, es lo que la mayor parte de la población tendemos a hacer: cuando llega el verano, nos pasamos horas en la playa, mientras que en invierno hibernamos en la oficina sin apenas ver la luz del día.
  2. En segundo lugar, utiliza complementos que faciliten la práctica de Ejercicio Físico cuando el sol “aprieta”. Es lo más sencillo y eficaz si queremos que nuestro entrenamiento se desarrolle con mayor comodidad. Prioriza el uso de gorra y gafas de sol y, si la duración de la sesión es prolongada. Es recomendable que incorpores un equipo (chaleco/mochila) de hidratación para asegurar la ingesta de líquidos de una manera mucho más eficiente y segura.
  3. En tercer lugar, cuida lo que comes. La alimentación contribuye a la protección natural de la piel frente a la luz solar. En concreto, el consumo de productos ricos en licopeno, potente antioxidante presente en tomates, arándanos, fresas.... que protege la piel del sol. Asimismo, aumentar el consumo de alimentos ricos en Omega 3 (pescados como el salmón, arenque, sardinas... frutos secos como las nueces, avellanas... semillas de lino...) contribuye a equilibrar la ratio Omega 3 / Omega 6 (muchas veces descompensada debido a la “dieta” de la sociedad actual) y, en consecuencia, favorece la protección de la piel cuando nos exponemos al sol.

En definitiva, es clave protegerse, está claro, pero no debemos demonizar al sol, sino agradecer todas sus propiedades y aprender cómo poder beneficiarnos de ellas. Al igual que en la práctica de ejercicio físico, donde si queremos evitar lesiones, es necesaria una adecuada progresividad en la distribución de las cargas del entrenamiento, la exposición a la luz solar debe ser también gradual, evitando los excesos puntuales, ya que, si no, pueden venir las lesiones, en este caso, sobre nuestra piel. No obstante, tal y como hemos señalado, siguiendo estos pequeños consejos e implementando remedios naturales, podemos cuidar nuestra salud y disfrutar de manera sana y equilibrada de la luz del sol.

Para cualquier duda sobre la salud de tu piel, en los seguros de salud de Tomamos impulso encontrarás a los expertos que te aconsejarás y te acompañarán siempre que lo necesites.

Más sobre mí
Sandra Solaguren-Beascoa. Graduada en CAFyD (Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). Especialista en salud, entrenamiento y mujer. Doctoranda en Biomedicina en la Universidad de Granada. Entrenadora e investigadora en MAMIfit.

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