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Dormimos (o deberíamos dormir) un tercio de nuestra vida, pero hoy día para muchas personas dormir parece suponer una “pérdida de tiempo”. Nuestra calidad y cantidad de sueño se han tornado insuficientes y causantes de numerosos desajustes en nuestro organismo.

Actualmente, más de 12 millones de personas en España reconocen que se levantan con la sensación de no haber descansado o no haber tenido un sueño reparador. Y son 4 millones las personas que tienen trastornos graves del sueño. Estos datos son alarmantes si somos conscientes de que un descanso adecuado es fundamental para mantenernos sanos a nivel físico y psicológico.

Veamos juntos cuáles son las principales alteraciones del sueño, sus consecuencias y la solución.

El insomnio es el trastorno más frecuente. Si bien es cierto que hay personas que necesitan dormir más horas que otras, el insomnio conlleva dormir menos de lo que nuestro cuerpo necesita o bien porque no podemos conciliar el sueño, porque nos despertamos durante la noche o porque nos despertamos mucho antes de lo que deberíamos. Pero el insomnio no es la única alteración que podemos padecer. Las apneas o interrupciones de la respiración pueden interferir en nuestro descanso incluso sin nosotros ser conscientes de ello.

Tengamos en cuenta además lo siguiente: a la vez que la ansiedad, el estrés o la depresión causan alteraciones del sueño, ¡estas mismas pueden causar aquéllas! ¡Es el pez que se muerde la cola! Así es: la privación del sueño acarrea consecuencias psicológicas porque nos volvemos más irascibles, sufrimos fatiga mental y nuestra atención, concentración y memoria se ven alteradas. ¿Sabíais que incluso aumenta la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, aumento de peso, hipertensión y diabetes?

La calidad de nuestras noches depende de la calidad de nuestros días

Tenemos muy buenas noticias para ti. Gozar de una buena higiene del sueño está en tus manos. Ten presentes estos consejos:

  • Practica ejercicio físico, pero intenta no hacerlo justo a última hora del día.
  • No te acuestes hasta que no te sientas somnoliento.
  • Prepara tu madriguera y mantén una rutina previa a irte a la cama. El entorno en el que vayas a dormir debe ser tranquilo, con una temperatura en torno a los 20 grados y con unos horarios muy similares todos los días de la semana.
  • Evita el uso de cualquier tipo de pantalla.
  • Evita ingerir en la cena alimentos ricos en azúcar, grasas y diuréticos que te hagan tener que levantarte de madrugada.
  • Si no puedes conciliar el sueño o tienes despertares nocturnos, levántate y vuelve a la cama sólo cuando te sientas de nuevo soñoliento.
  • Una lectura (no relacionada con tu trabajo) o sencillas técnicas de respiración o relajación que cualquiera de nosotros podemos poner en práctica son grandes aliados para conciliar el sueño.

Recuerda que el ritmo del sueño-vigilia sincroniza todas las acciones internas de nuestro cuerpo durante el día, así como su descanso y reparación por la noche y que mientras dormimos, el cuerpo genera cantidad de sustancias generadoras de salud.

Toma impulso y goza de un sueño reparador para potenciar todas las fuerzas saludables que hay dentro de ti.

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