Para lograr mantener un equilibrio constante durante todas las épocas del año, es importante que seamos flexibles y trabajemos el autoconocimiento, identificando lo que nuestro cuerpo necesita en función de, no sólo lo que consume, sino del contexto social y entorno que lo acompaña.

¿Cómo regulo lo que debo comer? ¿Me puedo permitir “extras” en verano?

Pero... ¿no debo comer en función de mi gasto de energético diario? ¿No debería regular la ingesta de alimentos en función de mi actividad física y/o ejercicio diario?

En efecto, esta regla es la que debes interiorizar y tener como norma general. No obstante, es importante ser flexible y, como hemos indicado antes, aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida sin caer en sentimientos de culpabilidad por no cumplir al cien por cien con la norma. El verano es una de esas épocas en las que, además de escuchar a tu cuerpo, debes escuchar a tu mente, hasta alcanzar un equilibrio estable que te permita disfrutar al máximo. Las cenas, barbacoas, comidas familiares al sol.... son eventos que forman parte de tu contexto social y, si te apetece, tienes que aprender a relajarte y saborear la experiencia, sin remordimientos. Puede que notes pequeños cambios (hinchazón, pesadez, gases...) es normal, tus buenos hábitos te han hecho perder unas costumbres menos saludables y enseguida tu cuerpo responde manifestando esos pequeños síntomas.

5 tips para recuperar los buenos hábitos alimenticios después el verano

Se suele decir que “el cuerpo es sabio”, pero si quieres asegurar su estabilidad, te damos 5 tips para que esa tan conocida “vuelta a la rutina” sea lo más llevadera posible:

1. ¡Vuelve a hacer la lista de la compra! Llena tu nevera de productos frescos y de temporada y dedícale tiempo a cocinar. Reduce el consumo de bebidas alcohólicas y refrescos azucarados (más frecuentes durante el verano) y prioriza una adecuada hidratación a base de agua, infusiones, limonadas naturales...
2. ¡Muévete! El mes de septiembre es el momento perfecto para planificar tu nueva rutina de entrenamientos y, progresivamente, ir incorporando el ejercicio físico como hábito en tu día a día. Es importante que aprendas a mantener uno de los pilares fundamentales del entrenamiento (la progresividad) para evitar lesiones y sobrecargas después de un pequeño periodo de descanso.
3. ¡Descansa! Recuperar las horas de sueño y descanso de calidad es esencial para que el organismo comience a absorber todos los buenos hábitos que has empezado a reincorporar a tu rutina.
4. ¡Planifica! Para asegurar el cumplimiento de tu programa de ejercicio físico, es importante que el resto de tu rutina y/o hábitos (alimentación, descanso, trabajo, familia, amig@s...) tengan su tiempo y espacio dentro de tu calendario semanal. Tu atención no debe focalizarse únicamente en lo físico: la clave está en que seas capaz de organizar todos los ejes que te rodean para que su recuperación sea mucho más fácil y rápida.
5. ¡No tengas prisa! Todo cambio debe ser progresivo. Retomar los buenos hábitos requiere tiempo, constancia y perseverancia. Los cambios se notarán al poco tiempo, no seas impaciente y respeta los tiempos de adaptación de tu cuerpo.

En definitiva, disfruta de los pequeños caprichos del verano, aprende a escuchar a tu cuerpo y se paciente y constante si quieres recuperar unos buenos hábitos saludables sin castigar a tu cuerpo, minimizando el riesgo de lesiones y sobrecargas.

No obstante, si aun así te quedan dudas, el equipo de expertas y expertos entrenadores de MAMIFit y los médicos de los seguros de salud de Tomamos impulso te ayudarán a volver a la rutina cuidando de ti.

Más sobre mí
Sandra Solaguren-Beascoa. Graduada en CAFyD (Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). Especialista en salud, entrenamiento y mujer. Doctoranda en Biomedicina en la Universidad de Granada. Entrenadora e investigadora en MAMIfit.