¿Cuántas veces te ha ocurrido que al llegar el verano has dejado de hacer deporte de forma habitual? Ya sea por pereza, porque surgen planes alternativos en el horario que destinábamos al ejercicio o, lo más habitual, porque no sabemos qué hacer cuando llegamos al lugar vacacional, somos muchos de nosotros los que nos volvemos más “sedentarios” en esta época.

Sí, según encuestas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un 36,5 % de la población española se consideraba sedentaria cuando comenzaba a tener tiempo libre en los meses correspondientes a verano.

Es, además, un momento en el que se aumenta de peso gracias o a causa de las comidas fuera de casa y a que comemos y bebemos productos altamente calóricos que nos apetecen para combatir el calor. Lo dicen los datos: el 76 % de los consumidores afirma preferir comer o cenar fuera en vacaciones y acaban consumiendo helados y bebidas refrescantes muy azucaradas… es difícil resistirse, claro, cuando el calor aprieta.

En verano, proponemos buenos y saludables hábitos

Si lo que queremos es mantener nuestra actividad física y evitar la acumulación de esos “kilitos de más”, tenemos que proponernos un objetivo firme y concienciarnos de que hay que adaptarse a este periodo.

Qué puedo hacer para mantener el nivel de ejercicio?

Te proponemos 6 tips básicos para no parar nuestra actividad física en verano:

1. Busca nuevas actividades físicas más estivales. Eso es, si la falta de motivación ha llegado por el clima, puedes adaptarte a él buscando realizar ejercicios al aire libre. Alternativas como correr, ir en bici, nadar… Se trata de actividades básicas pero que nos permiten disfrutar del buen tiempo en cualquier parte.
   Si estás cerca del mar, aprovecha para realizar deportes acuáticos. Realizar ejercicio no tiene que ser siempre cumplir con nuestra sesión de entrenamiento. Podemos probar y/o empezar con deportes como la natación, el snorkel, el surf y otras alternativas similares que, además de mantenernos en forma, nos ayudarán a refrescarnos.
   Practicar o aprender un deporte nuevo nos mantendrá con la motivación alta y desarrollará nuestro sistema cognitivo gracias al aprendizaje. Además, trabajaremos y desarrollaremos partes del cuerpo y del aparato locomotor diferentes a las habituales.
2. Intenta encontrar nuevos compañeros. Puede parecer una idea “loca”, pero al tener más tiempo libre y encontrarte en un lugar diferente, las posibilidades de encontrar nuevos “oponentes” o compañeros te va a facilitar mantener tu ritmo. Además, adaptarte a otros niveles físicos puede incrementar el tuyo.
3. Si puedes, comienza el día haciendo deporte. Consejo básico, ya que a medida que las horas del día van pasando, podemos encontrar más planes que interfieran en nuestra jornada de entrenamiento. Comenzar el día con ejercicio nos mejora a nivel emocional, por la liberación de endorfinas (hormonas del bienestar), aumenta el metabolismo y acelera la quema de grasas. Todo son ventajas. Y se empieza el día con la energía al máximo.
4. Establece rutinas de ejercicio factibles. Es decir, intenta conseguir al menos 20-30 minutos de ejercicio diario. Tiempo suficiente para activar tus músculos y organismo y, a su vez, tiempo fácil de conseguir a lo largo del día.
5. Aleja el entrenamiento de las comidas. Durante la digestión y con las altas temperaturas, el organismo se encuentra en un “periodo de letargo”. En esos momentos es más difícil vencer a la pereza y por supuesto, disminuyen nuestros niveles de energía. Cuanto más tiempo pase entre comida y actividad física, más actividad muscular y celular.
6. Adapta la intensidad del ejercicio a las temperaturas. No realices sesiones de entrenamiento muy intensas si las temperaturas son muy altas. Las sesiones de intensidad alta, mejor por las mañanas o en los días menos calurosos. Y, en este sentido, mejor bajar el ritmo en el resto de las horas del día o en los días de máximo calor, pues serán mucho más exigentes para nuestro cuerpo. Si tu ritmo es demasiado alto tu sistema cardiovascular trabajará más y acumularás más fatiga. ¿Qué ocurre entonces? Que disminuye nuestra energía y perderemos motivación. Seamos conscientes de ello y adaptémonos.

¿Qué ocurre si abandono la actividad física en verano?

Es una cuestión importante: cuando realizamos ejercicio físico de forma habitual y le damos un parón a nuestro cuerpo de forma repentina se produce un cambio en el metabolismo que nos ayuda a almacenar más grasa.

Por otra parte, está comprobado que con estas situaciones de sedentarismo aumentan las probabilidades de padecer insomnio y surgen numerosas alteraciones del sueño.

Y algo similar pasa con los niveles de estrés. Hay una relación directa entre la disminución de ejercicio físico, la disminución en la liberación de endorfinas y la acumulación de cortisol (hormona del estrés, incapaz de liberarse de forma rápida sin actividad física).

Son muchas las consecuencias negativas del sedentarismo, ya lo sabemos y, claro, si le sumamos los hábitos alimentarios relajados en verano y algún que otro exceso derivado de nuestra activa vida social en estas fechas, es importante esforzarnos y encontrar las alternativas para no perder nuestro ritmo de entrenamiento en verano. Si quieres, puedes, y además, puede ser incluso más divertido 😀.

Si necesitas consejos para mantenerte tu actividad este verano, el equipo de expertas y expertos entrenadores de MAMIFit y los médicos de nuestros seguros de salud te ayudarán a elaborar una rutina equilibrada y saludable que se ajuste a tus intereses y necesidades. Adopta unos buenos hábitos que te ayudarán en tu salud y calidad de vida ahora y siempre, en invierno y en verano.

Más sobre mí
Lourdes Peña Romero. Fisioterapeuta y entrenadora de MAMIfit. Especialista en suelo pélvico. Máster en acondicionamiento físico y control motor. Doctorada en la Universidad de Castilla-La Mancha.